martes, 23 de junio de 2009

otros más y no jodemos más...

Observemos todos juntos lo mismo, que ya dejaremos de sentirnos
en medio de la nada.




Hemos estado aquí desde las 10 de la mañana pero nuestra expectativa no nos ha hecho cerrar los ojos por días. No importa, si se tratase de acampar por un mes, lo haríamos. ESTA BANDA lo vale, vale la amenaza de lluvia, la pérdida de equipaje, el cansancio y los apretujones. No han abierto los baños, por suerte no tenemos taaantas ganas de ir pero hay personas que llevan esperando desde las siete (ya son las cuatro). Cantamos, nos fotografiamos y al fin sentimos que esta periferia es el centro del mundo. Ellos han venido hasta acá, hacia nosotros y sólo tenemos que dejarnos llevar por el magnetismo: la búsqueda ha acabado. Lo más largo no es el viaje ni el tiempo esperado (cuando me tocaron en el fondo o cuando la entrada llegó a mi bolsillo) sino los angustiantes minutos elásticos que se extienden cada vez más hasta estallar cuando las luces se encienden. No importa la realidad física, siempre -en algún momento- nos preguntamos si esto podría estar pasando como si fueramos niños absortos en actos de magia. Ahora lo mágico no radica en el objeto menguante, ahora todo es magia. Nunca habíamos estado tan felices de nuestro contraste con la luz.



Temo perder de vista a mi gente pero no me importa confundirme, somos todos y eso nos ofrece el espectáculo: esta comunión. Me fastidian los que pierden su tiempo en captar todo lo que estan viviendo a través de lentes falsos porque es una forma de sentir menos, de sentir para otros... dejar constancia de que estuve ahí. Detestable, rutinario y predecible. Lo que importa es que estoy aquí y ahora y disfruto de Iron Maiden.


Una vez estaba alucinando y sentí que mi banda favorita en ese tiempo (no quisiera mencionarla porque pone en evidencia que -efectivamente- soy una niña de los 90s) me decía que quería venir a mi país pero no sabían donde quedaba. Agarré un mapa y les señalé con el dedo este hemisferio, luego la región continental y, por último, Ecuador. Luego dormí esperando a que vinieran.
------- en homenaje a los minutos que preceden a los sueños ----------

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