miércoles, 29 de abril de 2009

Honestidad apátrida para pertenecer a Guayaquil (II)


Lamento haber empezado con los "detesto" por eso voy a acortar mis desagrados a dos más:

No me gusta que seamos tan gritones y que seamos los primeros en adoptar un acento extranjero cuando estamos en otro país...

Y, después de todos mis desagrados, sigo pensando que son pequeñitos frente a nuestro gran encanto.

martes, 28 de abril de 2009

Honestidad apátrida para pertenecer a Guayaquil


Todas las ubicaciones son ambigüas y recíprocas. Son los puntos de fuga del plano mental.

Guayaquil no me transforma por ser Guayaquil, me transforma porque me ubico mentalmente en este lugar que no es lugar hasta que lo llamemos así. Porque todo es lugar y es uno solo, nosotros lo partimos como pedazo de pastel y lo hemos estado representado con puntos y lìneas negras tan probables como encontrar merengue negro en ese pastel.




Al principio me resistí a ubicarme mentalmente en Guayaquil (algunos lo atribuyen al desprecio por lo ecuatoriano, al enajenamiento mental) pero en mi caso lo cierto es que jamás he querido ubicarme mentalmente en nada... ni en mi nacionalidad, ni en mi edad, ni en mi apariencia... en nada. Todo esto sumado a que mi colegio le daba poca importancia a lo nacional, y que uno de mis padres (extranjero) tampoco se siente parte de su nacionalidad, ni de lo demás. Así que tengo razones incluso genéticas para mi sentir apátrida hacia todo. Tampoco soy ciudadana del mundo, sería situarme en una denominación (que peor aún, se encuentra en boga). Un poco en tono oscuro, quizás por eso me costó un poco entender el derecho al anidamiento (derecho a que el cigoto se prenda del útero), porque no concibo como cualquier cosa quisiera anidarse, permanecer.

Sin embargo, ésta también es una actitud que no permite roles activos y por eso he decidido cambiar. Ojalá mi nueva actitud funcione y deje el turismo por el activismo.




Una española ultraderechista de inmensos ojos azules, que perdió su fortuna en la Revolución Mexicana, incluyendo a sus padres y hermanas (una se volvió prostituta y la otra monja por la misma razón: fervor hacia la comida del mediodìa) y que mucho después se convirtió en mi bisabuela, solía agregar al Padre Nuestro: "Y señor, por favor, te le suplico, no dejes que la vulgaridad llegue a ser parte de mi mente, alma o físico".

Ella era muy elegante, sin duda. Pero proclamar no tener ni una pizca de vulgaridad merece el título de ser "falto de clase".

Mi tonto ataque hacia una difunta también se dirige hacia mí, porque -en cierta medida- es lo que yo siento muy presente en esta ciudad: la vulgaridad. Y no es que yo sea una autoridad en elegancia ni mucho menos (la Tim Gunn de guayaquileñismos) pero, si deseo sentirme parte de este lugar, quisiera empezar reconociendo lo que me molesta acerca de esa identidad colectiva debajo del nombre de Guayaquil.




De la burguesía y élite:



No me gusta la burguesía cobarde que hace cálculos políticos ridículos para evitar que el objeto de su odio no gane alguna elección, como lo que he escuchado de varios empresarios guayaquileños sobre las pasadas elecciones: "A mi no me gusta Lucio (Gutiérrez, el ex presidente a quien casi nadie en Guayaquil le alzó el puño cuando deshizo sus propuestas y armó su propia Corte), pero con tal de que Correa no gane...", en vez de debatir y exigir representación: Madera de Guerrero (la lista que -sin excepción- apoyaban estos empresarios) no presentó candidato a la Presidencia, si el objetivo de ese grupo realmente es -como lo proclaman- defender a Guayaquil, entonces debería haberse reflejado: aspirando a mayor representatividad. Aún así, creo que de todas formas lo hizo, nos representó a los guayaquileños con la fórmula que apela a los sentimentalismos (llamado ser "bien berracos" lo femenino (sentimiento) disfrazado de lo viril (que en nuestro sistema de valores es el no-ahuevamiento)) buscando la vigencia de sus personajes tratando de desvincularlos con alguna historia pasada.. todo esto porque en Guayaquil realmente no hay nuevos y relevantes actores polìticos. Aunque eso sí "si es con Guayaquil, es con todos". Actuemos, pues. En fin, la política hipócrita y cobarde del "Mal menor", el puestito asegurado y viejas fórmulas disfrazadas con nuevos slogans la detesto.



Odio que los hijos de los grandes estafadores del país no conozcan el pasado de sus padres, o no les interese, disfrutando del beneficio del crimen cometido. En uno de los colegios en los que he estado, tuve a varios compañeros hijos de banqueros y ex-funcionarios conocidos en su entorno por sus muy bien forrados sacos y, por ejemplo, uno de ellos ni siquiera veía extraño que su papá tuviera una mansión sin siquiera contar con tìtulo de bachiller mientras que otro no cuestionaba el hecho de que su padre tenía 4 hijos en una de las universidades más caras de Latinoamérica con tan solo un periodo al mando de un Ministerio (perteneciente a una área social indudablemente en crisis) y servicios profesionales no tan rentables. Todo esto sítoma de una tendencia a olvidar el pasado para no rectificarlo porque en realidad, no duele (en las clases altas); un reproche casi inaudible dentro de la élite hacia los delincuentes de cuello blanco (como los Ortega, que se han llevado el país en peso y son bien vistos socialmente), junto a la admiración de sus posesiones y estilo de vida (¡¡Debutemos en el Club de la Unión!!), indicativo quizás de que el resto de la juventud tampoco tiene acceso a esta información ni le van dar tanta importancia si son expuestos a un sistema de valores que nos aloja todo lo anterior como el escenario "ideal" en el cerebro. Agrego que estos chicos ahora se encuentran en el extranjero estudiando Diseño de Modas, Ingeniería, Derecho, Robótica y otras carreras muy interesantes que no requieren gran estudio sobre la realidad social de "sus" países, destinos muy deseados por la gran mayoría de los estudiantes y fomentado por los profesores. ¡Buen trabajo el de los padres! Crear a personas que no cuestionen el orden establecido y cuya formación sea en lugares que los alienan del país en el que se "criaron". Muy astuto, de esa manera jamás sentirán vergüenza de tener a los padres que tienen; es más, los mirarán con orgullo.



No me gusta que sólo se reconozca a "lo guayaco" en contexto de bravuconería.



Detesto que los chicos burgueses que se identifican con "la izquierda" tampoco indaguen en el pasado de sus padres. La chica "comunista" que mencionaba en mi primer artículo no sabe que su padre (también autodenominado "de izquierda") es conocido por su negativa a inscribir a sus empleados dentro del Seguro Social.



Tampoco me gusta que muchas señoras guayaquileñas, (que dan caridad y mantienen su status mientras lo hacen... porque dar caridad es un status symbol) consideren la petición de sus empleadas a una afiliación como "atrevimiento" y que lo justifiquen con un: "yo siempre les regalo ropa". ¡La ropa no las va a mantener cuando estén viejas y enfermas!




Como podrán apreciar, para mi lo "vulgar" no necesariamente reside en panzas y palabrotas al aire sino que es una actitud ruin, poco reflexiva y egoísta. A eso lo llamo falta de clase.


Sigue en otro artículo.

lunes, 27 de abril de 2009

Ya no se llama rocola, sino reproductor 'vintage'. Todos quieren decorar.


Cuando un artista dice que su nuevo álbum incluye algo para todos ("es cumbiero, techno, bachata, merengue, pop y también romántico para los enamorados") , uno inmediatamente sabe que no hay nada para nadie. ¡Ah! Y no es artista, es Sharon que -como autodenominada artista- nos lleva a la catarsis con su "Cosita rica"... bueno, Sharon es ya cosa del pasado, lo que pasa es que siempre me siento nostálgica de las cosas que detestaba (¿TV VENTAS Y SUS PRECIOS BOOOOMMMBAAA los sábados de infancia sin TVCable? ¡Pero por su claaaaaro!). Así que yo, leal a seguir el pálpito de mis dedos anarquistas, voy a hablar de un no-tema y escribir por puro efecto decorativo.
Miren como cambio a ARIAL... a COURIER... a Lucida...
Otra mañana con neblina mental…
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Hubo una logia de astros. Ellos se reunieron el catorceavo día del mes de Octubre y formaron un agujero negro que tenía la facultad de escoger dentro de su entorno los objetos más brillantes y devorarlos para nunca más devolverlos. El agujero era sólo un hueco con límites vaporosos, que rotaba en un vaivén de no más de doce grados produciendo destellos gris azulado; así que no aprendía con ellos, sólo los tomaba; no se hacía más grande, porque no podía crecer. Simplemente devoraba pensamientos, experiencias y energía que nunca más regresaban. No jugaba con ellos ni con las personas a quienes les pertenecía, el juego consistía en devorar. Las personas retornaban para intentar rescatar lo que esa oscuridad les había quitado, pero en realidad, nadie se acercaba demasiado. Se iban preguntando por qué habían ido en primer lugar y no reparaban en que la anterior importancia de su objeto perdido también era atraído por el agujero, quien lo introducía en su interior para que navegue junto a todo lo demás... o para que sea destruido... o para que descanse tan pacíficamente como acedía en el fondo del mar fríamente oscuro, contra una acogedora roca, mirando de un solo lado hacia los destellos y esperando el día que todo llegue a flotar hacia lo que para los otros es el lado correcto -que siempre será del otro lado- y que sus ojos obedezcan flotando a la par para no desentonar. En el fondo, nadie sabía lo que pasaba en el fondo.
Aunque no podía expresarse, el agujero (cuyo sentido de sí mismo se encontraba en el límite superior de su circunferencia; imaginando a un túnel, sería donde está puesto el letrero indicando la "altura máxima"), llegaba a asegurar que recogería lo anidado en su interior, si tan solo pudiera. Generalmente eran las caras más puras de acongojamiento infantil las que arrancaban aquellla insólita afirmación, y el que primero lo logró fue un niño que preguntaba por su unicornio azul. Aún así, no importaba, nadie podía oírle. Y a éste tampoco le afectaba la falta colectiva de audición: era sólo un agujero destellante.

Era muy extraño, que justamente los que mostraban más pesar eran los que tan pronto se olvidaban de sus tesoros. A ellos el agujero no les podía sustraer el olvido de su importancia, porque estaba destinada a ser absorbida por ellos mismos. Un tiovivo, una pelota, cromos (todos ellos brillantes) junto a los ambientes que recreaban en las mentes eran las cosas más plásticas y maravillosas del mundo. La inutilidad es un factor determinante a la hora de absorción, y todos ellos eran considerados así (determinantes e inútiles).
Sesenta y seis mil vaivenes más desde esa primera afirmación inesperada, llegó un astro muy galante que vagabundeaba por el universo, era un astro-mago… “En un destino tan anhelado como impuesto y desconocido, es difícil discernir las aventuras de las hazañas, la transportación de la transformación y la capacidad de contar todo lo vivido con el hecho de que se acumulen las fibras de las locaciones visitadas con el único fin de comunicar que se ha vivido, que no es vivir… lo que hace falta es soltura… si digo que soy mago, todos se dirigirán a mí como un mago, limitando mi experiencia… definir es delimitar y las fronteras terminarían encerrándolo todo...”

El agujero reparó en el astro-mago. Le intrigó que no pudo atraer ni un objeto suyo. En realidad la sustracción parecía producirse de manera inversa: el agujero sintió un nuevo eje gravitacional.

-“Tú… tú acumulas objetos”
-“Sí, has visto en mi interior” El agujero lo estaba diciendo en forma literal y no sin un ligero sarcasmo porque, al no ser capaz de despegarse del sitio de su auto-conciencia y mirar hacia el centro de su gran ser, entonces suponía que las personas podían ver sus objetos perdidos en el fondo contra una gran pared de velcro que los exhibía. Por eso le exigían con seguridad menguante la devolución… pero… ¿qué ha pasado? ¡El agujero se ha comunicado! ¡Es magia, es VERDADERA magia! El astro galante no ha sido como otro interesante transeúnte galáctico más, éste es un verdadero… y el agujero ha recibido su nueva habilidad con escepticismo. ¡Qué desgracia!
Por la actitud coqueta que ha adoptado el astro-mago, el hueco dedujo que su frase había sido malinterpretada.
-“Me refería a que has visto los objetos”
-“No, no veo tu colección”
-“Seguro como la eternidad, me vas a decir que los sientes, que sientes los objetos sin mirarlos”
-“Siento la acumulación”
-“¿Pero no los ves?”
-“No, en realidad se ve algo al fondo, muy pequeño para describirlo”
-“Con tremenda circunferencia, ¿Cómo alguien me puede decir que no ve bien mi interior?”
Todo esto comenzó a inquietar al hueco, que aún ni siquiera se preguntaba cómo era posible que se estuviera comunicando, no le ha dado la importancia que mereciera este hecho. Fenómeno.
-“Intenta ver el fondo”
El astro-maguísimo escudriñó al hueco y para hacerlo, solo le bastaron tres pasos dentro de esa nebulosidad. El hueco no se turbó ante la posibilidad de que el astro fuera arrastrado hasta su desconocida sustancia.
-“El fondo es acuoso y refleja tus destellos, pero tendrás que ver el resto” inquirió.
-“No puedo”
-“Ven” El astro formó un destello considerablemente más grueso que los demás que emanaban de su cuerpo y al extenderlo atrajo casi a todos los destellos del hueco. El astro-mago haló ligeramente el gran brazo destellante morado que se había formado al unirse estos dos y el hueco pudo despegar su pequeño centro de conciencia, notando que había tenido una rigidez similar a la de un cuello y la notaba justamente porque esa área estaba siendo aliviada.
Sentía su propio peso, que era liviano y rotó, anduvo por toda su circunferencia sintiendo que todos daban vueltas, los astros, los planetas y el mismísimo universo en su eje.
El astro paró y el agujero sintió un poco de vergüenza por su falta de concentración. Entrar a si mismo no fue tan fácil, doblarse hacia dentro significaba extender una terminal que desconocía, sus intentos recordaban a hacer abdominales. Pero lo logró, entró y en ese momento otro universo se formó. Mientras se introducía, sus destellos eran aún más intensos y rompieron en larguísimas hebras, lo cual lo hizo sentir vulnerable por un momento.
Miró hacia arriba, la cúspide de su interior, y en lo que se suponía sería cóncavo, encontró lo infinito. Es más, miles de asteroides paseaban por esta íntima infinidad a una gran velocidad, sospechó que eran los objetos atraídos por su gran ser pero no quiso indagar. Siguió con mucho esfuerzo, y el mago –al ver sus intenciones- se despidió con solemnidad pero no sin alegría.
El hermoso agujero siguió doblándose y doblándose como una ligera alfombra hasta llegar al fondo acuoso, donde todo se tornó color turquesa y en el fondo, nadie sabe lo que pasa en el fondo.








La decoración... la decoloración...

domingo, 26 de abril de 2009

Desenfocado es aún más hermoso.


to the happy few...


Los "bloggers" son exhibicionistas. Los escritores, columnistas, poetas son exhibicionistas. Es más, todos los que publicamos somos exhibicionistas en gran parte.
Entonces, ¿por qué, si para mi ésa no es una característica admirable, me les he unido? Porque si lo hago a nadie le interesa. Este punto es esencial: no tengo pretensiones. Cada vez que leo, veo o escucho algo y me da la impresión de que el creador ha insertado algo que considere "audaz e inteligente" y que sabe que por esto el público lo considerará "increíble" (será "muy chévere" hasta el próximo "muy chévere") entonces pierde gran parte de su encanto para mí. Quizás por eso no me gustó "Vicky Christina Barcelona".

Cuando se escribe por gusto (porque le gusta o por hacer un escrito inútil o las dos cosas sin que sienta uno que está haciendo lo segundo), existe un deseo de hacer un magnífico despliegue de conocimiento variado o específico, coherente o... ¿¿"profundo"?? ¿Cómo se suele llamar la falta de coherencia que adoro? Cualquiera que sea el estilo, dentro del blogger se da la tendencia del despliegue de conocimiento variado... tan variado que es incoherente, es un universo animado. Acabo de notar que MI BLOG ES ALGO VIVO. Note to self: A nadie le interesa.

Conozco a alguien que se hace llamar comunista viviendo en una mansión en Los Ceibos (bueno, en realidad conozco a algunas personas así) que, como muchos en Ecuador, tiene un muy mal concepto del "pueblo". Textual: "Aquí en el Ecuador el pueblo no es pueblo sino que es masa (copy & paste de un profesor que teníamos en común) lo que necesita el Ecuador es un dictador porque ellos no saben lo que está bien para ellos, siempre eligen mal... el chistecito de la democracia se les debe acabar". Un pensamiento recurrente en periodo de elecciones y que lo han llegado a compartir tanto la derecha como la izquierda (unos incluso invocando a Pinochet). Y mis preguntas siempre fueron: "¿Por qué, si tienes tan mal concepto del pueblo, te interesa lo que pase con él? ¿Acaso tú sabes puntualmente cada una de las necesidades del pueblo, o alguien los sabrá en su totalidad junto a la fórmula de solución? ¿Por qué te distancias del "pueblo" como si fuera peste, a caso no eres parte y producto de él? ¿Quién será acaso ésta persona mesiánica y benevolente? ¿TÚ? ¡Oh, sí! ¡Sálvanos!" Ésta última pregunta era muy mal recibida por ella, me lanzaba una mirada furiosa cuando tocaba una de sus aspiraciones: un día, estando borracha, me tendió la mano dándose a conocer como "la futura presidenta del Ecuador" (¿Será un deber patriótico hacer públicas sus aspiraciones dictatoriales una vez candidatizada o será una traición a la intimidad de una tarde de cervezas?). Yo, en día de elecciones, he decidido ser más honesta conmigo misma y admitir que me gusta escribir. Sin pretensiones o aspiraciones, ni fingiendo que tenga algo que decir. Y con estas palabras, nace mi pequeño universo letrado con un acto tan significativo como el del bautizo de los mocasines Bunky, Venus o Pony del colegio: Pisotéandolos para que se ensucien. Mi única meta.
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